Se sabe en el mundo del emprendedorismo que existe un porcentaje importante de personas que deciden emprender en momentos de crisis (emocional, laboral, afectiva, etc.). Durante 7 años de trabajar en Emtec con emprendedores y ayudarlos en el proceso de darle forma a su proyecto para concretar sus metas, me toco conocer distintos casos. Muchos llegaban a la Incubadora luego de haber pasado por una situación altamente conflictiva en sus vidas y habían tomado la decisión de emprender (muchos lo hacían porque no veían otra salida!).
Vinculado con situaciones cómo éstas, me gustaría compartir un caso de una persona muy allegada, que tenía un buen pasar económico con un empleo relativamente estable y en pleno crecimiento laboral. Era el único sostén de familia, la cual estaba compuesta por su mujer y dos hijos, los cuales no necesitaban trabajar porque con esos ingresos vivían muy bien.
Esta persona tiene un perfil emprendedor muy importante. Tal vez le faltaba ese profesionalismo que solemos pedirles a los emprendedores “novatos”, pero tenia una actitud emprendedora muy marcada (de hecho sobresalía en el ámbito laboral).
Un día (por razones que no vienen al caso), se terminó ese empleo y de un día para el otro, se vio desocupado sin red de contención que pudiera darle apoyo. Se encontro asi frente a la incertidumbre, cargando asi con una gran desorientación. Había gente con la que interactuaba a menudo, que ya no atendía los teléfonos.
Luego de varias semanas de alta depresión y pensando en su inconsciente que volvería a ese empleo, se dio cuenta que las cosas para él habían cambiado y debía salir de ese estado de ánimo y ver que iba a hacer de su futuro!
Tomó asi la decisión de emprender con un grupo de ex compañeros del anterior trabajo, y luego de algunos meses tuvo otro tropiezo.
Situaciones como éstas son más comunes de las que pensamos, sobre todo cuando hablamos de emprender en momentos de grandes cambios personales. Relacionado con el post anterior, ésta podría ser una situación análoga pero a la vez muy parecida, no?
Tal vez esta persona no tuvo la posibilidad de “leer” la situación que luego le terminó pasando o haber previsto que estas situaciones son comunes en relaciones de dependencia.
Por lo general (más allá de este caso puntual), creo que toda aquella persona (con un empleo fijo) que tenga un espíritu emprendedor y piense que en algún momento esa situación laboral puede cambiar, debe adelantarse a futuros acontecimientos. Es verdad también que uno puede correr el riesgo de opinar “con el diario del lunes”, y así todo es más fácil. Pero creo que ahí radica esa visión y olfato del emprendedor, que ve cuando los demás no vemos, situaciones o acontecimientos que pueden ocurrir. El mundo laboral cambio radicalmente, ya prácticamente no existen empleos para toda la vida, y si uno cree que algún día va a emprender, no debe esperar a estar con necesidades que lo acosen sino adelantarse y ya ir poniendo un granito de arena para el momento que se decida realmente a “pegar el salto”.
Ah! hoy el emprendedor del ejemplo, reacomodó su emprendimiento, entendió que no es un empleo lo que tiene si no su propia empresa, y de a poco está recuperando su nivel de actividad!
Etiquetas: Emprendedores, Emprender
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