Emprender en situaciones económicamente favorables siempre es más sencillo.“Emprender con un red de contención”, suele ser una decisión más fácil que hacerlo cuando “uno tiene más para perder (a priori) que para ganar”, o mejor dicho, los riesgos son altos en el corto plazo y donde muchas veces uno se pregunta: “¿y si nos va mal?…”
Quisiera plantear esta reflexión que para alguno de Uds. puede ser cercana a la realidad que viven o han vivido, tomando un ejemplo de la vida cotidiana.
Tengo un amigo con quien nos recibimos prácticamente juntos, pero él con un perfil profesional muy orientado a las grandes corporaciones, logró de muy joven objetivos laborales sumamente importantes. Con cargos ejecutivos en grandes compañías, roces profesionales y corporativos de importancia, posibilidades de viajes al exterior, estudios de posgrados, beneficios económicos y sobre todo un gran sentido de pertenencia en el estatus que toda compañía multinacional proporciona a sus ejecutivos de niveles medios y altos.
En sus genes tiene (seguramente incorporados desde muy chico en su entorno familiar), un espíritu emprendedor que continuamente lo moviliza en pos de desarrollar algo de manera particular.
Continuando con esta situación, luego de más de 10 años de éxitos profesionales, comenzó a pensar que en realidad estaba trabajando para otros y no para él. Que su capacidad de crecimiento iba a estar siempre limitada por la política de la compañía, y que en definitiva muy poco dependía de el para poder seguir creciendo.
En definitiva, se trataba de barreras que las compañías ponen a sus “talentos” con el fin de retenerlos y sobre todo que les sea más difícil pensar en emprender algo por cuenta propia. “Los beneficios son tan altos que dudo en hacer algo propio, mira si fallo…” me solía decir en conversaciones de amigos.
Me interesó utilizar como ejemplo en este post a una persona que tal vez pueda ser representativa de cualquiera de nosotros, quienes podemos tener una “situación cómoda” laboralmente hablando, donde los ingresos sean adecuados o suficientes, una tranquilidad laboral que no nos perturba, y algún que otro beneficio que nos pone en una situación compleja para tomar la decisión de “dejar todo” para emprender.
Más allá del ejemplo en sí, lo importante es analizar las situaciones que cotidianamente cualquier persona con un espíritu emprendedor que se encuentra en una situación “de comodidad económica”, suele transitar. ¿Si creo ser una persona emprendedora, porqué me cuesta tanto dejar esta tranquilidad laboral para emprender algo por cuenta propia?…
Creo que cada persona tiene su tiempo interior que lo hace tomar una decisión tan importante para su vida cómo es la de iniciar un camino en donde él contribuya activamente a diseñar su futuro, y sobre todo a tener una actitud proactiva ante ello (donde las cosas pasan porque sí). No considero que existan teorías sobre estas situaciones, sino grandes rasgos comunes de comportamientos similares, cómo pueden ser situaciones de grandes cambios (sentimentales, laborales, afectivos, etc.) que generen mayor propensión a romper los status quo.
En lo que respecta a éste amigo, el tiempo dirá. Si realmente toma la decisión de emprender por cuenta propia y confía en él ante todo, estoy seguro que de una u otra manera le irá bien!.
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